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Deuda es paisaje

Zaragoza desde Valdespartera
Zaragoza desde Valdespartera

Desde un principio la gente que componemos Subarbre nos hemos planteado cuáles son los grandes temas que construyen la cultura sobre la que queremos pensar y actuar. En la situación actual llegamos a la conclusión de que dos de esos temas eran la deuda privada y, sobre todo, pública -en tanto que condición que nos ata a una forma de vivir en sociedad, que nos restringe a todo el mundo, en los presupuestos, en los servicios, en el disfrute del ocio y de la ciudad- y, por supuesto, el paisaje, como espacio en el que desarrollamos nuestras vidas, en tanto que obra común de una sociedad que vive en un territorio.
Tirando de ese hilo llegamos a la conclusión de que lo mejor que podíamos hacer era coger un coche y a Juan Manzanara con su cámara de fotos, y dejar que él explicara el paisaje; para ilustrar qué es la deuda y cómo nos afecta, por su parte, decidimos que la opción correcta era pedirles a la gente de la Plataforma de la Auditoría Ciudadana de Zaragoza que describieran lo que veíamos a través de la ventanilla y del teleobjetivo. Os dejamos con el resultado.
Los compañeros de Subrarbe nos han invitado a la Plataforma por la Auditoría Ciudadana de la Deuda en Zaragoza, a participar en este estreno y no podemos por menos que sentirnos alagados y con cierta responsabilidad, pero ahí vamos. Hace ya unos años, que las compañeras de la PACD Valencia iniciaron lo que ellas denominaron la “ruta del despilfarro”, mostrando los desmanes que se había producido en su ciudad. Nosotras, siguiendo sus pasos, os invitamos a hacer un pequeño recorrido por Aragón, para hacernos una idea de por dónde se nos han ido gran parte de los recursos que hoy día necesitamos para mantener nuestros servicios públicos.

“Al norte, los Pirineos”: Aramón

Una cuestión que debéis tener en cuenta es que siempre hemos contado con poquísima información. La tan cacareada “transparencia” de la administraciónn autonómica es tan sólo una ilusión en Aragón. Empezamos por los Pirineos, ¿a quién no le suena Aramón? Pues Aramón sólo es una de las siete empresas públicas relacionadas con la nieve. Empresa que ni siquiera está obligada a presentar sus cuentas en los Presupuestos de la Comunidad Autónoma, porque la participación pública sólo alcanza el 50%, una estratagema para facilitar la opacidad de su gestión. Viene acumulando unas pérdidas de más de 56,5 millones de euros, contando con otros 56 de deudas con entidades financieras avaladas por todos nosotros. ¿Y sabéis cuántos empleados tiene contabilizados? Pues 46. Imaginamos que los temporales cuentan en promedio.
Si nos detenemos en cada una de las estaciones, Panticosa está en quiebra técnica, con unos fondos propios de -2,5 millones y unas pérdidas acumuladas de años anteriores de 11,8. A esto, sumémosle unas deudas con acreedores de más de 18 millones.Formigal lleva pérdidas acumuladas por 22,7 millones, Castanesa 6,7, Benasque 8,5 y así se puede seguir con el resto de estaciones

¿Salud?

Bajamos un poco y nos encontramos con el CASAR. ¿Qué es el CASAR? Un Consorcio Aragonés Sanitario de Alta Resolución que brindaba servicios médicos a los municipios de Jaca -por donde pasamos- Ejea de los Caballeros, Fraga, y Tarazona. Prestaba casi todos los servicios médicos en las zonas, salvo traumatología, que se hizo un convenio-negocio en exclusividad con la MAZ el cual nos supone en estos momentos una deuda acumulada de más de 10 millones de euros. “Claro”, diréis, “como la traumatología tan apenas se atiende en los centros médicos”… Pues eso. En estos momentos, su gestión se ha visto tan inviable que el servicio ha sido asumido por el SALUD.

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La construcción ha sufrido un parón y pocas promociones siguen adelante

Estelas en la estepa

Seguimos rumbo al sur. Pasando Huesca dos montañas de deuda flanquan la A-23, una llamada Walqa, con unos 6,3 milones de deuda, y la Plataforma Logística de Huesca, PLHUS, que a pesar de cierta oscuridad sobre sus cifras, acumula unos 40 millones de euros en un polígono fantasmal, casi vacio.
Llegamos a Zaragoza. PLAZA, SA la joya de la corona. En situación de quiebra técnica, con pérdidas acumuladas de 77 millones y un patrimonio neto negativo de -30. Fue el último gerente de PLAZA el que tuvo que denunciar las irregularidades manifiestas de las anteriores gestiones. Tuvieron que venir de la Fiscalía Anticorrupción de Madrid para investigar el caso. Cuando en 2011 pudimos tener en nuestras manos las cuentas anuales de PLAZA, ya dijimos que había “algo raro” en ellas. Ahora, cada cierto tiempo descubrimos la estafa de 50, 100 ó ya 200 millones de euros en obras facturadas (y pagadas por PLAZA) pero no ejecutadas.

‘La de todos’

La Televisión Autonómica de Aragón, S.L. Cada año nos cuesta 40 millones del presupuesto. ¿Y a qué no sabéis que el 90% de sus costes son contratos con empresas del Grupo Heraldo de Aragón? Sí, para nosotras también fue una sorpresa… En estos momentos están intentando prorrogarlos por varios años más, posiblemente temen un cambio en la gestión de la Corporación que cambie con estas prácticas.

Post 2008

Y qué decir de Expo Zaragoza Empresarial, SA. con unas pérdidas acumuladas de más de 195 millones de euros y unos ingresos anuales de tan sólo 10. Insostenible, lo miremos por donde lo miremos. La resaca de la Expo que acabamos pagando todas.
Ocupado en su mayoría el recinto de la Expo por organismos públicos (ya que se convirtió en una misión imposible el atraer entidades privadas a las oficinas que ocupan los antiguos pabellones), a día de hoy la ratio de deudas por metro cuadrado es de 780 euros. Para hacernos una idea, en la zona de la Estación de Delicias (ver artículo sobre Averly) esta ratio es de unos 360€/m2.

Plaza y Arcosur
Arcosur y Plaza

Motorland!

Salimos de Zaragoza, por el sur y llegamos a Alcañiz. Y ¿qué nos encontramos? MOTORLAND. Así como la EXPO fue la obra a mayor gloria de nuestro alcalde Juan Alberto Belloc, MOTORLAND se hizo igualmente para José Angel Biel, presidente del PAR. Una inversión total en activos fijos de 85 millones de euros, de los cuales, más de treinta se pagaron por los terrenos (en Alcañiz), mientras cuenta, a día de hoy, con pérdidas anuales de más de siete. A ello hay que sumar las subvenciones de más de 17 millones otorgadas todos los años para financiar un contrato con los organizadores del Gran Premio, hecho que se mantuvo secreto mientras pudieron, y muchas más irregularidades. Y todo ello financiado a través del Fondo de Inversión de Teruel.
Y también en Teruel nos encontramos con el mayor despropósito de todos: los Fondos MINER y el citado Fondo de Inversión de Teruel. Estos fondos se suponían que eran para favorecer la reestructuración de la actividad empresarial en las Comarcas Mineras. Sin embargo contamos, desde 1998, más de 1.000 millones de euros prácticamente tirados por la borda. Sí, MIL MILLONES de euros. Las empresas y proyectos que obtenían estos fondos, debían mantener su actividad 5 años y los contratos de trabajo comprometidos durante 3. ¿Cuántas de estas empresas continuaron hasta ahora? Casi ninguna.
¿Os imagináis cuántos proyectos se podrían haber financiado con todo este despilfarro?
Nos queda la indignación y casi la impotencia. Ni derecho a la información, ni a la participación de la toma de decisiones sobre cómo se invierten nuestros recursos. Ni cómo ni quién gestiona las empresas públicas, ni cómo se utilizan como instrumento para pagar favores políticos.
Creemos que otra forma de gobernar es posible. Con la participación y control de la ciuadanía, atendiendo a nuestras prioridades. La administración ha de estar al servicio de la ciudadanía y no al contrario. Y si no, ni será tan justa, ni tan del “gobierno del pueblo y para el pueblo”.


Texto: Plataforma de la Auditoría Ciudadana de la Deuda de Zaragoza (PACD) @nodebemosZGZ
Fotografías: Juan Manzanara @jmanzanara

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Deseidades y ruralidad en Aragón

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Parque Bruil, Zaragoza. Febrero 2015.

Este articulo parte de una perspectiva feminista o transfeminista, pues es necesario posicionarse ideológicamente. El feminismo es una actitud crítica y de acción, una herramienta eficaz para detener la desigualdad, la cual persiste aún en nuestros días, y de manera más acuciante en el mundo rural. Precisamente, lo que se pretende en este artículo es dar a conocer las problemáticas de la mujer rural aragonesa, tanto en un plano más personal, como en el laboral y en el social, en unos tiempos donde la crisis del neoliberalismo las sigue condenando a categorías inferiores que a las mujeres urbanas, ya que si se vuelve a crear trabajo se creará en la ciudades, tal y como muestra el último estudio sobre despoblación realizado por la Asociación contra la Despoblación en Aragón (2014),  dejando un medio rural despoblado, sin oportunidades ni servicios.
Sumado a estas cuestiones, la población femenina de las diferentes comarcas de Aragón, se han encontrado con una posición ambivalente a lo largo del tiempo, puesto que sólo de hecho, más no de derecho, han participado en la vida socioeconómica de su entorno, padeciendo todos los inconvenientes de trabajar en casa, en la explotación familiar o en la fábrica, en su negocio, entre otros,  pero ninguna de sus ventajas, ni derechos. En este sentido, la economía feminista de la ruptura es un terreno privilegiado para que ejercitemos nuevas prácticas y proporcionemos vivencias de autonomía para las mujeres.
La economía feminista de la ruptura, tal y como nos lo explica Pérez Orozco (2005) , pone en el centro del análisis la sostenibilidad de la vida. Por lo que, esta perspectiva propone una estrategia alternativa: centrar el análisis en los procesos de satisfacción de las necesidades humanas. Esto supone introducir elementos tales como el afecto, el cuidado y el establecimiento de vínculos sociales. Supone también revalorizar y reconocer la especificidad de los trabajos femeninos. Para explicar estos planteamientos, la economista Mies (2001)  en su visión ecofeminista utiliza la metáfora de un iceberg, con una parte que aparece sobre el agua, que representa únicamente el capital y el trabajo asalariado, y, otra parte, bajo el nivel del agua, invisible, el trabajo doméstico gratuito de las mujeres. Se puede decir que todas las teorías tradicionales sobre nuestra economía solamente tienen en cuenta la cumbre del iceberg, limitándose a la venta de la fuerza de trabajo del adulto, generalmente masculino, por un salario. Además, en esta base invisible de la economía capitalista se cuenta también el trabajo de las pequeñas agricultoras y artesanas -que siguen cubriendo las necesidades de base locales- y los elementos naturales, hoy considerados como un bien gratuito, patentable y mercantil. De hecho, todo lo que se encuentra bajo tierra se ha convertido en un espacio a colonizar económicamente “por el hombre blanco occidental”, y aquí cobra importancia la agricultura ecológica a través de la producción  de alimentos tradicionales en relación con el ecofeminismo y el feminismo que lucha por la opresión de los seres vivos no humanos.

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Ilustración: Leticia Martinez @srtamar_tinez

A partir de estos planteamientos, la despoblación, el envejecimiento y el desequilibrio territorial constituyen uno de los problemas más relevantes de la sociedad aragonesa. Esto ha generado cierto desequilibrio entre las zonas urbanas, rurales e intermedias. En este sentido, la progresiva decadencia demográfica y económica de los núcleos rurales más pequeños viene motivados por el continuo trasvase de mano de obra desde las actividades agrícolas hacia el sector industrial y hacia el sector servicios de las áreas urbanas más cercanas. A esta situación ha contribuido de forma decisiva el éxodo de la mujer rural, ya que ha sido uno de los colectivos que más rápidamente se ha visto afectado por la emigración en busca de un empleo que no encontraban en su medio, sobre todo en el caso de las mujeres más jóvenes, además de buscar una mayor libertad en lo que se refiere a roles y estereotipos de género,  siendo éstas las causas fundamentales de los bajos índices de feminidad, lo que repercute claramente en la dinámica demográfica, así queda expresado en el mapa expuesto a continuación.

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Índice de feminidad. Fuente: IAEST

Dentro de este contexto sociodemográfico, se inscribe la discriminación en el mercado laboral aragonés. Las teorías sociosexuales estudian ciertas variables que son exteriores al mercado de trabajo y por tanto ignoradas en la economía clásica, es decir, el lugar subordinado que se asigna a la mujer en la sociedad y en la familia a través del trabajo reproductivo mientras que el varón se dedica al trabajo productivo. Estas teorías han analizado diferentes estereotipos de género que se visualizan en la segregación horizontal y vertical del empleo por sexos, dando como resultado una rueda de discriminación (ver infografía) que se propaga en los mercados, conjugando capitalismo y heteropatriarcado.

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Rueda de discriminación.

Precisamente, hablamos de segregación horizontal en el trabajo cuando se refiere a las dificultades de las personas en acceder a determinadas profesiones. Se verifica en la predominancia de las mujeres hacia los sectores tradicionales feminizados y la dificultad de las mujeres para acceder a cargos generalmente estipulados como “masculinos”. Sumado a esto, también las mujeres son frecuentemente afectadas por la segregación vertical en el trabajo, o sea, las dificultades que tienen para poder desarrollarse profesionalmente. Esta última segregación viene dada en su gran mayoría por la utilización del tiempo, la entrada del capitalismo está relacionada con el tiempo flexible a la empresa, es decir, si le das más horas de tu tiempo, tienes más posibilidades de ascender y así obtener mayores beneficios para la organización. Pero las mujeres salimos y entramos del mercado laboral  (intermitencia en el mercado laboral) con la necesidad de conciliar vida laboral y familiar, de ahí que seamos las que más trabajamos a tiempo parcial, en Aragón las cifras ascienden a un 60% de los contratos, por lo que no subimos de puesto o categoría en las mismas condiciones que los varones, encontrándonos con el denominado techo de cristal.
De esta manera, podemos decir que las políticas públicas dedicadas a la igualdad, son una mascará del patriarcado de consentimiento (Puleo,2006) en el que estamos inmersas, las cuales se traducen en “organiza mejor tu tiempo”, por lo tanto, no son feministas o transfeministas, ya que no se basan en la corresponsabilidad entre hombres y mujeres. Basta con citar un párrafo de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo  para la Igualdad efectiva entre mujeres y hombres,  para ver la opresión de la población femenina:
“con  la finalidad de que no recaigan sobre los empresarios los costes sociales de estos permisos, lo que podría ocasionar consecuencias negativas en el acceso al empleo, especialmente a la población femenina”.
Si ahora descendemos al ámbito comarcal, por un lado, en casi todas las comarcas es mayor el número de hombres afiliados al régimen general las diferencias oscilan entre un 13 % y un 18%. También,  la mayoría de las comarcas, al igual que en el conjunto de Aragón, presentaban economías terciarizadas, en donde las mujeres representan un gran porcentaje, pero la población masculina las supera en número. Sin embargo, cuatro comarcas, diferían: Matarraña/Matarranya, donde el mayor número de afiliados se registró en el sector primario, y Campo de Cariñena, Aranda y Ribera Alta del Ebro, donde predominaba el número de afiliados al sector industrial debido a la viticultura. Por lo tanto, puede decirse, que el servicio doméstico tradicional y las fabricas ya no significa, en muchos casos, la reserva de empleo para las mujeres rurales. Sí lo están los servicios comunitarios, sociales y personales, que han absorbido, durante los últimos diez años, a más de la mitad de las trabajadoras del sector
Sumado a esto, en las comarcas aragonesas son más los hombres que deciden abrir un negocio por cuenta propia. Las diferencias oscilan entre el 30% y el 40% respecto a la población femenina emprendedora  autónoma en todas ellas. Llegadas a este punto, también el sector de los servicios está considerado como el sector “femenino” por naturaleza, de ahí también que la mayor proporción  de negocios dirigidos por las mujeres de las distintas comarcas  se establezcan en el sector. La opción de emprender, por lo tanto,  también se caracteriza por un sesgo de género (ver gráficos).

Sectores de producción, Régimen General, Aragón, 2014 IAEST Subarbre
Sectores de producción, Régimen General, Aragón, 2014 / Fuente: IAEST
Sectores de producción, Régimen Especial de Autónomos, Aragón. 2014 IAEST Subarbre
Sectores de producción, Régimen Especial de Autónomos, Aragón. 2014 / Fuente: IAEST

De esta manera, en ambos régimen de afiliación,  el empleo de las mujeres se identifica con una alta concentración en pocas actividades, ramas y categorías y debe reconocerse como una clara manifestación de la segmentación horizontal del empleo. También hay que considerar que las mujeres pueden insertarse de manera masiva a este sector como una respuesta a la construcción social de trabajo femenino, dado que las identidades construidas en el ambiente familiar se proyectan y refuerzan en la división sexual del trabajo,  por ejemplo, actualmente juegan un rol determinante en el bienestar y desarrollo social  la educación y la salud, todos ellos sectores situados en la parte oculta del iceberg. Por ello, es necesario, una economía feminista de la ruptura para establecer la coeducación y que lo hombres también trabajen en estas esferas y, así, poder llegar a verdaderas cuotas de corresponsabilidad. En este sentido,   un nuevo sistema solo es posible si el eje de la organización social son las personas y no las necesidades del mercado laboral y del heteropatriarcado.
Desde esta mirada, las diferentes propuestas para el desarrollo rural  deben estar basadas en aspectos tales como que se reconozca que el trabajo de enfermería aporta más a la sociedad que el trabajo de venta de seguros de vida,  reconocer que el trabajo de enseñanza vale más que el trabajo de militar, que el trabajo agrícola vale más que el trabajo de construcción de centros comerciales, y que el trabajo de cuidados en la esfera doméstica contribuye más a la economía que el trabajo de servicios que realiza  un banco capitalista, o que el arte y la cultura proporcionan a la humanidad más saberes que la bolsa. También, una economía feminista de la ruptura es una economía ecológica, toma en cuenta el bienestar del medio ambiente en la producción, reproducción, distribución, comunicación, comercialización y el consumo que realiza. Resumiendo, se trata de un desarrollo cultural desde dentro y desde abajo, que tiene mucho de innovador pero también mucho de recuperación de las mejores tradiciones aragonesas, como, por ejemplo,  los nuevos negocios  de las emprendedoras comarcales a través de la elaboración de productos tradicionales.

Parque Bruil, Zaragoza 2015
Parque Bruil, Zaragoza 2015

A partir de todo lo expuesto, la economía feminista de la ruptura  nace como  herramienta para fortalecer la cultura de los habitantes del medio rural y su  patrimonio de conocimientos tradicionales, depositados en la experiencia de las mujeres, que son clave para la conservación de la biodiversidad, todos ellos, aspectos necesarios para frenar la despoblación, el envejecimiento y la masculinización del medio. Así, desde las políticas destinadas al desarrollo rural, como en su momento fueron los programas Leader, se debería  construir una propuesta  formativa a partir del conocimiento y  la sabiduría de la población rural  en general y de las mujeres en particular; no desde la homogenización que tiende a ver características comunes en la ruralidad y no necesidades especificas de las personas y de cada municipio concreto. Por lo tanto, las políticas públicas para el desarrollo local,  no atienden a las necesidades y deseos de la población, es decir, no tienen en cuenta las deseidades en la ruralidad.
Finalmente, la historia tiende a presentar los avances sociales conseguidos por las mujeres como la consecuencia de un progreso que marcha por sí solo, como el resultado de un proceso en el que, en todo caso, las mujeres no han influido. En cambio, la reconstrucción de la historia muestra que las mujeres sólo han logrado conquistas sociales allí donde y cuando ha habido mujeres trabajando y protagonizando esas conquistas. Han sido las luchas de muchas mujeres, las que nos permiten hoy gozar de derechos que en un pasado muy próximo fueron negados.


Texto: María Añover
Fotografías: Leticia Martínez (Srta. Martínez Pérez)

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Averly, el bronce contra el ladrillo

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Las ciudades y los pueblos están llenas de elementos -espacios, edificios, personas, calles y más- que, por norma general, se rompen constantemente y constantemente son rehabilitados, rehechos, recuperados. A veces ocurre, sin embargo, que cualquiera de ellos se descomponen y ni la ciudad ni quienes la habitan son capaces de pensar en cómo volver a hacerlos suyos. Bien, esto es lo que ha pasado con la antigua fundición Averly, en el barrio de Portillo de Zaragoza. Cerrada desde 2011, es uno de los ejemplos vivos de las “catedrales de una religión Industrial”, y también el epicentro de los movimientos especulativos de un sector en crisis, el de la construcción.

Los restos del naufragio

La ola del ladrillo que se vivió en Zaragoza desde 1996 llegó muy alto, se extendió por toda la ciudad y su resaca fue enorme. Los proyectos urbanísticos de toda índole surgían un poco por toda la ciudad, casi siempre con la perspectiva de alejar fábricas e industrias de las zonas de expansión urbana; fue un fenómeno que se repetía por todo Aragón, como en Harinas Porta de Huesca, o el conflictivo plan para la recalificación de las zonas industriales del Picarral zaragozano. Y también en Zaragoza, claro, llegaron la Expo 2008 y la Milla Digital.
Esa entrada en Zaragoza a través de la carretera de Logroño, antigua zona industrial, se convertiría en los primeros años del siglo XXI en el eje en que se acumulaban los nuevos hitos de la ciudad, como la estación Intermodal, Etopía o, siguiendo el eje de la Milla Digital, CaixaForum, mientras sus solares se vendían por sumas estratosféricas. El mejor ejemplo lo representa la parcela del cuartel de ferrocarriles (hoy desierto), que compraba en 2006 por 82 millones de euros el grupo Nozar (hoy quebrado).
Todo ello ocurría, además, en una zona bien provista de otros hitos arquitectónicos, como la Aljafería, el Pignatelli o la propia Averly. Los propietarios de esta última -familia Hauke-, cercada por la mala situación económica y el nonato túnel carretero de la AP-68, decidían en 2013 vender la histórica factoría a la constructora Brial-Neurbe. Empezaba en aquel momento la amenaza de la destrucción sobre un bien cultural al que la actividad productiva y el cuidado de sucesivas generaciones de trabajadores y propietarios había convertido en una de las manufacturas donde se había modelado la imagen de Zaragoza

En el almacén de modelos de Averly se acumulaban cientos de bienes protegidos a causa del valor patrimonial que condensan
En el almacén de modelos de Averly se acumulaban cientos de bienes protegidos a causa del valor patrimonial que condensan

Fundiendo paisaje

Pero Averly es tan solo una fábrica; es tan solo una villa en la que vivió una familia y aún vive Carmen Hauke. Solamente unas oficinas. Y sin embargo es mucho más. La actual ubicación de Averly sustituyó a las anteriores, que desde 1853 habían albergado la actividad de la fundición en la calle San Miguel. Levantada entre 1879 y 1880 en la Ronda de Campo Sepulcro por la proximidad a acequias y a la estación del ferrocarril.
Desde sus inicios compatibilizó las tres funciones de fábrica, residencia de los propietarios y oficinas de la compañía, algo que si en aquel entonces no era extraño, hoy la convierte en el único ejemplo de villa-factoría que queda en España. He aquí el primer motivo del carácter excepcional de Averly.
Además, de sus entrañas salieron miles de obras y elementos que constituyen parte de la memoria viva de Zaragoza y de Aragón. Desde el Monumento al Justuciazgo de la Plaza de Aragón -fundido en Averly según el modelo de Félix Navarro entre 1892 y 1894- a los chapiteles del Pilar, pasando por las farolas de la calle Alfonso o una gran cantidad fuentes y ornamentaciones por todo Aragón, son innumerables los hitos en la memoria colectiva y el paisaje creados en esta fundición. En este sentido, y esta sería la segunda característica, en Averly se conservaban los modelos que confirman buena parte de nuestros paisajes; estos modelos, protegidos legalmente, han sido evacuados de su entorno natural  y son inaccesibles a día de hoy, en menoscabo de la legislación sobre patrimonio que los ampara.
Ese carácter de conjunto monumental en el que se preserva la memoria industrial es el que lleva defendiendo desde 1999 APUDEPA, cuando solicitaba que, en el marco del nuevo Plan General de Ordenación Urbana que se debatía en el ayuntamiento, se incluyera la protección integral de Averly como Bien de Interés Cultural, la máxima categoría contemplada legalmente. Se intuía entonces -12 años antes de que acabara su actividad productiva- lo que se ha hecho innegable ahora, y es que la parcela de  la fábrica constituía un suculento trozo de pastel para las constructoras. Es en ese cruce de caminos entre el interés urbanístico y las potencialidades como lugar de memoria, donde reside la tercera causa de la relevancia de la factoría, ya que se alza como un engarce no solo con un patrimonio cultural, urbano, sino también con el recuerdo del trabajo industrial en una ciudad que, como Zaragoza, ha vivido una fuerte pérdida de empleo en este sector, especialmente desde el inicio de la crisis.
Éste es el espacio sobre el que se sitúa el conflicto; una disputa planteada en un principio solo en términos de preservación de patrimonio contra especulación urbanística. Como decíamos al principio, el año 2006, en plena burbuja inmobiliaria y fiebre de la EXPO y de otros grandes proyectos, veía como se aprobaba la construcción de un túnel carretero para la A-68 que implicaba la expropiación de parte de los terrenos de Averly, por la que la empresa recibiría 1,25 millones de euros a partir de 2012; sin embargo, el año siguiente llegó la crisis, y eso significó que Averly no recibiera ese dinero -por una obra, por otra parte, nunca acabada-, extremadamente necesario para una empresa que adeudaba salarios a sus trabajadores desde 2011. En esa pésima situación, la familia propietaria optaba por solicitar un préstamo a Bankia, para el cual ofrecía como avales los terrenos de la factoría. Acosada por las deudas, la compañía optaba por deshacerse de unas instalaciones hipotecadas y sin uso, y venderlas, en enero de 2013, a la constructora Brial.
El hecho es que si Averly no hubiera tenido deudas la administración hubiera podido abonar en su momento el montante por la expropiación aparejada a las obras de la A-68; entonces Averly no tendría que haber puesto como aval para un préstamo sus terrenos, y tal vez no hubiera sido necesaria la venta a Brial para satisfacer sus obligaciones. Pero no ocurrió así, sino que tuvieron que vender sus terrenos para que, finalmente, en marzo de 2014 Zaragoza Alta Velocidad (empresa pública) abonara los 1,25 millones de euros a la compañía. Entretanto, Brial, ya dueña de los terrenos de Paseo María Agustín, aceleraba el proceso para derribar Averly.

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Averly constituye un elemento central de la memoria industrial de Zaragoza; en la imagen obreros trabajando en el taller de carpintería de la fundición.

Historia de dos ciudades

Desde el cese de actividad en Averly y el proceso de compra por parte de Brial, no obstante, se había reavivado la oposición a una posible demolición. Desde el Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial (TICCIH), APUDEPA e Hispania Nostra se retomaban las acciones legales para impedir la edificación, mientras que la primera solicitaba a la DGA en abril del 2013 la protección de Averly bajo alguna de las figuras del Patrimonio Cultural aragonés. Esos mismos días nacía la Plataforma Salvemos Averly, que integrada por los citados colectivos y otros (partidos, asociaciones de vecinos y más) daría un impulso social y de calle a la lucha por la vieja fundición.
A partir de entonces arrancaba un proceso tortuoso, lleno de recovecos legales, informes ocultos, amenazas veladas y decisiones en el límite -o más allá- de la legalidad. A tal punto que la antigua propietaria, que habita en precario dentro de la parte residencial desde la venta, denunció a lo largo del 2014 en diversas ocasiones “acoso, coacciones y allanamiento” por parte de la constructora.
En cualquier caso, la movilización social consiguió que la DGA diese marcha atrás en su decisión inicial de no proteger el inmueble y, de este modo, se logra en diciembre de 2013 que al menos la parte “noble” (oficinas, talleres antiguos y jardín) quedasen catalogados, lo cual constituye apenas una tercera parte del recinto, mientras que la mayor parte de los bienes muebles, como maquinaria o moldes, quedan fuera de la protección.
Con esta decisión del Gobierno de Aragón quedaba cerrada, por el momento, la posibilidad de proteger Averly desde el ámbito autonómico. Por consiguiente, parar la ruina de Averly se convertía desde enero de 2014 en una lucha municipal y judicial, mediante el recurso ante los tribunales Superior de Justicia de Aragón (TSJA), y el Supremo. Para cubrir esta línea de conflicto, APUDEPA solicitaba en enero de 2014 que se anulara la orden contraria a declarar Averly Bien de Interés Cultural. Sin embargo, el TSJA fijaba (abril del 2014) en un millón de euros el importe de la fianza para aplicar medidas cautelares contra el derribo.
En otro frente, dentro del Ayuntamiento “Salvemos Averly” pediría ante el consistorio la paralización de un posible derribo y la protección legal como Monumento de Interés Local.  A pesar del apoyo por parte del movimiento conservacionista (avalado por miles de firmas, incluidas las de doscientas personas del mundo de la cultura), de la Real Academia de Ingeniería o del Departamento de Historia del Arte la Universidad de Zaragoza, el Ayuntamiento se iba a negar a aceptar ambas peticiones. La amenaza solo se detendría, aunque fuera de manera temporal, en julio de 2014, cuando la Fiscalía solicitaba con buen criterio que no se concediera la licencia de derribo al menos hasta que se resolviera el proceso judicial, para no dar lugar a daños irreparables, y ese es el punto en el que se encuentra el proceso judicial actualmente.
Por contra, en el plano urbanístico, el consistorio autorizaba en septiembre de 2014 una cuestionable -cuando menos- modificación del Plan Especial del área propuesta por la constructora; en ella, la edificabilidad de la zona pasaba de este modo de siete a dieciséis alturas, para un total de 200 pisos; en un nuevo movimiento de despacho, Brial proponía un mes más tarde desentenderse de las 40 viviendas protegidas que habían quedado reflejadas en el nuevo plan especial a cambio de ceder las naves protegidas a la administración para que fuera ésta la que se encargara de poner en marcha un Museo de la Industria. Es decir, aumentaba, de nuevo, sus beneficios y se desembarazaba de los bienes culturales protegidos que, en tanto que propietarios, tienen la obligación de proteger. Si alguien quería comprender esta jugadas, tenía -y tiene- que dirigir su mirada a los insistentes rumores de connivencias entre Brial y los partidos políticos, especialmente el PSOE zaragozano en el gobierno municipal.

… y alrededores

Hay que entender, como señalábamos al inicio, que Averly forma parte de un campo de intereses mucho más amplio. Siguiendo hacia la Avenida de Madrid por Paseo María Agustín, apenas a 200 metros nos encontramos con el edificio del Café Madrid (ver mapa). Pero la cuestión no se centra en casos concretos o parcelas particulares. Desde CaixaForum hasta el Centro Comercial Augusta, eso 2’5 kilómetros fueron la gran esperanza blanca del crecimiento urbanístico de alto standing durante los años de la burbuja. A ambos lados de las avenidas de Madrid y Navarra se acumulaban, tal y como hemos explicado, algunas de las inversiones más delirantes de aquellos años, tanto en manos públicas (con Zaragoza Alta Velocidad) como privadas. Era esa época en que el Ayuntamiento se podía permitir soñar que las reservas de suelo y las plusvalías que generara la Milla Digital permitirían crear un barrio “domótico e inteligente” con rascacielos, más de 4.000 viviendas y un cluster de empresas tecnológicas. El sueño, como es sabido, se esfumó, y de él quedan solares vacíos para casi 3.500 viviendas, el centro Etopía y poco más para hilvanar el relato de un proyecto fallido. Y, por supuesto, 360 millones de euros de deuda pública de Zaragoza Alta Velocidad contraída con distintos bancos.

Zaragoza con otros ojos

Uno de los pocos efectos de la crisis que se ha hecho sentir en positivo ha consistido, haciendo de la necesidad virtud, en replantear una serie consensos que durante mucho tiempo se habían dado por sentado. El primero, el cuestionamiento de la necesidad inagotable de crecimiento urbanístico, y tras él, en cascada, la revisión de los modelos de ciudad, del derecho a disfrutarla, la puesta en cuestión de esa ecuación perversa entre servicios y equipamientos municipales, construcción y desarrollo económico y, por último, cambiar el papel que se le da a la cultura y al conocimiento (de subsidiario a protagonista) en nuestra manera de crear nuestras metrópolis.
Desde luego, la crisis, llena de solares, derribos y desahucios, nos ha hecho repensar nuestros entornos, urbanos y rurales, y el conflicto de Averly, en la medida en que se desarrolla en medio de la ciudad, no podría ser menos. De hecho, el 20 de junio de 2014 la Plataforma Salvemos Averly presentaba a las puertas de la fundición el proyecto que, coordinado por APUDEPA y con una amplia participación de expertos, ofrecía una opción de futuro para el complejo acorde con su carácter de patrimonio cultural.
A lo largo de más de 100 páginas el documento “Fundación Averly” exponía como, con el concurso de la administración, entidades como las fundaciones Basilio Paraíso y Confederación de Empresarios de Zaragoza, asociaciones y colectivos vecinales, se podía alcanzar un modelo de gestión que respetara íntegramente el espacio y le otorgara una función social y económica en el entorno. Desde un semillero para eco-emprendedores a un Museo Industrial de Zaragoza, Averly se presta a múltiples usos que se completarían, además, con la prestación de espacios para equipamientos de proximidad justamente en la intersección de unos barrios que se distinguen por su ausencia.
Para gestionar este nuevo centro de actividad social y cultural, el proyecto prevé un modelo de gestión colectiva inspirado en otros modelos como el de la Tabacalera de Madrid o, bajo un punto de vista distinto, al que aspira el Centro Social Comunitario Luís Buñuel de Zaragoza (ver p. 16). Bajo este modelo, la titularidad previa compra del recinto recaería en la administración -DGA-, mientras que la gestión sería responsabilidad a partes iguales de ésta, de la Unión de Asociaciones impulsora del centro “Fundación Averly” y de la propia empresa, que actuaría como garante del patrimonio material e inmaterial que reside en la fábrica. El principal escollo, no obstante, para poner en marcha este plan se sitúa en la posición de enroque de la constructora Brial, la cual esgrime el coste ya asumido y el lucro cesante como principales argumentos contra esta solución. El proyecto, por su parte, refleja esta circunstancia y así propone la compensación a Brial-Neurbe por la cantidad ya abonada a Averly S.A. (2,5 millones de euros), o la expropiación forzosa por su utilidad pública y el riesgo de destrucción de patrimonio industrial mediante justiprecio.
En cualquier caso, todo el proceso de proteger y dar rentabilidad social y económica a uno de los iconos más importantes del patrimonio industrial de todo el Estado pasa, necesariamente, por un cambio profundo en las políticas públicas sobre patrimonio y urbanismo. Salvar Averly implica, a día de hoy, que tanto Ayuntamiento como DGA protejan íntegramente la vetusta villa-factoría como se merece, mediante los recursos técnicos a su alcance (con la declaración de Monumento de Interés Local o de Bien de Interés Cultural); pero, previo a cualquier otra consideración, las instituciones públicas han de decidir cuál es su función: custodios de los intereses especulativos de las constructoras o, por el contrario, herramientas para velar por los intereses de la ciudadanía, por su derecho a la ciudad y por sus bienes comunes y su cultura.

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Entrevista con Carlos Bitrián de APUDEPA

¿Cómo ha modelado Averly la imagen de Zaragoza y Aragón?

Averly ha influido en la construcción del paisaje de Zaragoza y de Aragón de dos maneras. De manera directa mediante la creación de alguno de los elementos urbanos más reconocibles de la ciudad, como la estatua de Juan de Lanuza en el monumento al Justiciazgo o la figura de la samaritana en la fuente de la plaza del Justicia (antes en la de la Seo). Además de ser la matriz de muchos elementos del mobiliario urbano, como bancos, fuentes o farolas. El vaso de la fuente del viejo Belchite, único elemento del espacio público que ha resistido en lugar tan especial, es de Averly. La emblemática fuente de la mora de Cariñena, también. Pero tal vez Averly haya influido más de manera indirecta. Averly ha sido uno de los elementos principales del proceso industrializador en Zaragoza y Aragón, por ser una empresa de fabricación de bienes de equipo, necesarios para el funcionamiento del resto de industrias. Por tanto fue uno de los centros de conocimiento tecnológico que permitió avanzar en el proceso industrializador. La imagen contemporánea es en buena parte fruto de ese proceso, por lo que la influencia de Averly (que supera el ámbito aragonés, por cierto) es muy destacable.

En el proceso legal de defensa de Averly, ¿en qué sentido ha destacado el papel de las administraciones?

El caso de Averly es para nosotros paradigmático del conjunto de malas prácticas que habitan en las instituciones tomadas por el poder económico. Es tan extenso el capítulo de irregularidades, mezquindades y abusos que se han cometido que tal vez un día se estudie pormenorizadamente lo sucedido. En general en las instituciones no existe la transparencia “natural”. La transparencia la tiene que ganar el ciudadano picando la roca de la administración con cada golpecito de pico. No es fácil conseguir la documentación. A veces porque directamente la ocultan (en los casos más graves) y otras veces porque utilizan mecanismos más sutiles, pero también efectivos, que van desde la actitud personal al ambiente en los centros oficiales. Y en todo caso hacer un seguimiento requiere siempre de mucho tiempo. Por supuesto, ellos saben todo esto. Por otra parte, es una grave amenaza democrática que el parecer técnico esté secuestrado (como generalmente lo está) por unos gestores que, a su vez, están tomados por el poder económico. Y si es demasiado evidente que los vecinos tienen razón, la administración juega al frontón. En su muro rebotan todos y cada uno de los razonamientos, sin tener ni siquiera que contestar decentemente al ciudadano. También se apoyan en que el acceso a la justicia es un lujo en este país, desde el punto de vista económico, y por el esfuerzo que representa. Uno acaba concluyendo que la administración no sirve al ciudadano. Por lo demás, yo animo a todo el mundo a que una vez en su vida haga el seguimiento de un expediente urbanístico. Y si acude al pleno municipal y obtiene las excusas de rigor del concejal correspondiente, la experiencia será completa. Aprenderá de qué increíble manera le van construyendo su ciudad.

Infografía

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Galería de imágenes


Texto: Redacción Subarbre
Fotografías: Archivo/Apudepa
Infografías: Lorién Jimenez

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Reportajes

El Centro Luis Buñuel, una fábrica de ideas para un barrio

“Cada ciudad puede ser otra cuando el amor la transfigura.
Cada ciudad puede ser otra cuando el amor pinta los muros”

Mario Benedetti

 

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Uno de los espacios recuperados en el CSC Luis Buñuel

La suma de mil calles no forma una ciudad, tampoco un barrio. Pero la suma de su gente, de su tejido social, de sus actividades, sí. En el casco viejo de Zaragoza, a orillas del río Ebro, el antiguo Instituto Luis Buñuel dormía el mortífero sueño de la administración que lo había cerrado en el año 2005, condenándolo al deterioro que conlleva el abandono de los edificios. Y así fue hasta que en 2012 un grupo de personas, pertenecientes a diversos colectivos del barrio, llenas de iniciativas y proyectos, pero sin espacio físico para desarrollarlas, decidieron que el antiguo y olvidado instituto era el lugar perfecto para poner en marcha toda su fábrica de ideas y actividades, es decir, decidieron devolver a la vida el edificio. Y lo hicieron de la mejor forma posible, a través de un proyecto colectivo de transformación social, de participación y de trabajo comunitario. Construir desde abajo y en colectivo, generando ilusión en la gente del barrio.

CSC Luis Buñuel Asamblea
Asamblea del centro social

Poco a poco, mientras el país se sumía en una crisis ética y política, donde cada día un nuevo caso de corrupción nos sacudía, la gente del centro social comunitario Luis Buñuel, con su trabajo voluntario pero con resultados profesionales, volvía a llenar de palabras, música, plantas, ritmos, cultura y color las aulas y su espléndido patio. ¿Puede haber algo más valioso y elogiable para una ciudad y para un barrio que el trabajo que se realiza en el CSC Luis Buñuel? Porque devolver la vida a un edificio abandonado y convertirlo en lo que hoy es este centro es incentivar la vida del casco histórico, es darle valor, darle la atención que necesita. Y sobre todo es apostar por su gente, por su potencial creativo, por su derecho a desarrollarse libremente.

Y para muestra, algunas de las actividades que el centro ha realizado, más de un total de cuarenta, además de siete de carácter permanente: Actividades educativo-formativas. Taller de radio comunitaria. Montaje de ordenadores reciclados. Cine y ecología. Espacio de silencio. Huerto comunitario. Actividades socio-participativas. Espacio para asociaciones. Espacio de crianza. Observatorio de derechos humanos. Centro de gestión de conflictos y relaciones personales. Promoción del autoempleo. Actividades culturales, deportivas y lúdicas. Teleclub. Espacio deportivo. Actividades y espectáculos al aire libre. Lectura de poemas. Mercado de trueque, charlas sobre la moneda social “Ebro”, promoción de los mercados de trueque. Clases de salsa e iniciación a la bachata. Teatro. Laboratorio de Clown, ritmos de Resistencia, grupo de teatro de mujeres y el inicio de la cafeta y ludoteca como lugar de encuentro, de reuniones y de espacio de ocio alternativo.

Hasta que surgió el Centro Social Comunitario Luis Buñuel, el antiguo instituto era, parafraseando a Luis Cernuda, un lugar donde habitaba el olvido. Ahora es todo lo contrario, el centro es un valor en alza que puja en el mercado de la imaginación. Porque ese es uno de los mayores tesoros de este centro, la imaginación frente al olvido, frente a la nada. El pasado 27 de enero, el ayuntamiento dio luz verde a la adjudicación de las obras de adecuación del Luis Buñuel. La rehabilitación está en marcha. Ahora el siguiente paso es hacer efectiva su cesión y recordar que la gente que un día decidió ocupar un edificio varado para ponerlo en pie ha conseguido, entre otras cosas, que Zaragoza forme parte de la red de ciudades europeas que dinamizan los barrios a través de proyectos sociales.Una alternativa a la cultura enlatada a la que nos tiene acostumbrados la administración.

Porque la suma de mil calles no forma una ciudad ni un barrio. Pero la suma de las actividades de un centro social comunitario como el Luis Buñuel sí suma mil barrios, mil ciudades y todos con un denominador común: enseñar y aprender, vivir y crecer desde la igualdad con un decorado perfecto, cultura para todos y todas.

CSC Luis Buñuel celebración
Concierto en CSC Luis Buñuel

Texto: Marta Navarro @martanomada
Fotografías: Juan Manzanara @jmanzanara

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Cultura

Cómo salvar su cine y espacio común local: Ainzón

Cine de Ainzón
El cine de Ainzón es uno de los cines activos más lóngevos de Aragón

Ainzón tiene un cine, y tan simple como pueda parecer decirlo, se trata, sin embargo, de una tarea casi titánica mantenida desde la solidaridad de los y las vecinas del pueblo. Si en diciembre de 2014 cerraba el cine de La Almunia de la Godina, en las últimas décadas han ido echando la persiana otros como el de Mallén, mientras que en la vecina Borja la sala Cervantes mantiene una actividad intermitente a causa de la escasa viabilidad económica de este tipo de cines en tanto que  negocio.

“Historia de este cine”

Puede, y que disculpen los lectores más avisados, que mientras duren las obras por reforma del Eliseos de Zaragoza (1944), el cine de Ainzón sea el más antiguo de los que siguen en activo en Aragón, a la par de las salas Palafox, también en Zaragoza.
En efecto, la sala de Ainzón se establece entre 1950 como espacio en el que dar estabilidad a las proyecciones itinerantes que recorrían la comarca. Un poco por dar la posibilidad a la juventud local de no tener que acercarse hasta Borja, otro poco por tenerla controlada y otro por ser “cura joven”, Mosen Alfredo Balaguer, uno de los sacerdotes del pueblo, conseguía la cesión de una nave que hacía las funciones de salón de baile en la carretera como espacio para un cine parroquial. Su primera proyección fue La perla maldita, y muy pronto se consolidó con cuatro proyecciones a la semana, eso sí bastante en precario como recuerdan “había que bajar con la silla de casa y pagabas 1 peseta por entrar, no había socios”. Cuatro años después el ayuntamiento conseguía la permuta de unos terrenos en el barrio bajo y se alzaba el edificio que albergaría de manera definitiva el cine.
La progresiva penetración de la televisión en los hogares del pueblo, junto con la pérdida de población en los años sesenta y setenta, los videos domésticos,… Todo se convertía a principios de los ochenta en un cóctel explosivo que amenazaba su continuidad. Pero como suele ocurrir, esos momentos de crisis suelen dar la medida del apoyo social, de la fortaleza de la red que sustenta a una comunidad. El cine cesaba en 1985 su vinculación con la Iglesia y pasaba a ser gestionado por un Cineclub con más de 300 socios (sobre poco más de 1.000 habitantes), abriéndose una nueva etapa, puede que la más optimista del cine, y eso a pesar de la crisis de las salas de proyección el medio rural y de la cantidad de requisitos técnicos con los que, desde finales de los 90, tendrían que lidiar todas las salas.
Aunque la colaboración con otros espacios de la comarca, la implicación de los vecinos y el carácter casi comunal del cine iban a garantizarle una cierta estabilidad de la que carecerían otros proyectos menos arraigados -como los muy próximos de Magallón o Borja-, los carísimos requerimientos técnicos del sector amenazaban con llevárselo por delante, como harían con todos los cines de barrio urbanos y multitud de salas alternativas o no, grandes o pequeñas, por todo Aragón.

Transición al digital

Y es que la intrahistoria técnica del cine a lo largo de los años parece una carrera de obstáculos destinada a desembarazarse de los espacios pequeños, alternativos, favoreciendo las grandes a distribuidoras y a los (multi)cines masivos. Echando la vista solo unos diez años atrás, Marigel Adel  -presidenta de la asociación Cine-club de Ainzón- nos cuenta como desde 2002 el cine había tenido que afrontar la renovación del sonido de la sala (2002) y un cambio de proyector -pasando de uno vetusto de carbones a los más recientes de lámparas de xenón- en 2009.
2014 amaneció con un nuevo obstáculo tecnológico, que se sumaba a la crisis del cine y claro, a la económica. El proceso de transición desde la película de rollo de 35 mm. a los formatos digitales había cogido fuerza en Estados Unidos y Reino Unido desde 2005, en medio de grandes críticas que incluyeron a directores como Quentin Tarantino, Steven Spielberg o Paul Thomas Anderson; a pesar de los detractores, de los elevados costes y de los problemas técnicos que suponía el formato digital -como el almacenamiento a largo plazo- la industria ha conseguido que en apenas diez años se haya abandonado el formato film en casi todos los países europeos. Este cambio, que no tendría que suponer mayor problema más allá de lo técnico o lo romántico, en España se ha convertido en una losa para cientos de cines, puesto que las administraciones públicas, al contrario que en el resto de Europa, han decidido no ofrecer ningún programa de ayudas específico para el paso al formato digital.
Si bien el apoyo de la gente del pueblo permitió recaudar bastantes fondos y conseguir nuevos socios al cineclub, las cifras seguían sin cuadrar, porque 34.000€ del nuevo proyector digital eran muchos euros. Montantes similares han echado para atrás otros proyectos como el de Un Nuevo Renoir (v. artículo en p. 20) en Zaragoza, así que era previsible que en una localidad mucho más pequeña los problemas para sufragar una nueva máquina se convirtieran en insalvables.

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El cine es la sede anual del festival Animainzón

Espacio común

Pero como nos dice María Antonia -Toñi- Tabuenca, vocal de la junta de la asociación que lo gestiona “el cine está por encima de partidos políticos y de lo que sea”. Por ello, tras muchas actividades de financiación colectiva -incluidas carreras populares, sorteos y más-, tras muchas puertas llamadas y pocas respuestas, finalmente a finales de 2014 la Diputación Provincial de Zaragoza concedía una subvención que abría el camino al nuevo proyector. Resulta difícil saber cuántos cines -urbanos, rurales, comerciales, alternativos- podrían haber sobrevivido a la reconversión si hubieran contado con un pueblo detrás como en el caso de Ainzón para luchar por su continuidad. También parece complicado saber cuántos más podrían haberlo conseguido de haber contado, como decíamos, con un programa público de apoyo en ese proceso.
Por todo esto, parece que al final la historia de espacios como el cine de Ainzón se compone de un ingrediente básico: personas muy concretas y nombres muy anónimos. Entre los primeros, Marigel y Toñi nos destaca, además del párroco que lo fundó, los operadores y cabineros del cine o Pedro Cruz, quien se encargó de organizar la asociación en los años ochenta, el proyecto que lo hizo viable, o el actual distribuidor, Generoso Hernández, quien, entre otras cosas, ha sido “una gran ayuda” durante el proceso de cambio de máquina.
En el otro lado, los nombres muy anónimos, que son los y las vecinas del pueblo engrosando la nómina de socios, que ha aumentado por encima de los trescientos con la crisis, dándose una extraña convergencia entre la necesidad -de no bajar hasta Zaragoza al cine- y el altruismo de mantener un proyecto común. Proyecto nutrido, por otra parte, de la colaboración con otros cines en Calanda, Calahorra o el vecino de Borja, la cual permite ofrecer títulos más actuales y a menor coste.
La solidaridad y la colaboración mutan. En los años cincuenta y sesenta el edificio se levantó (y sus butacas se fabricaron) con el trabajo desinteresado de decenas de vecinos ejerciendo de electricistas, albañiles, ebanistas,… En los ochenta, como hemos visto, este esfuerzo común tomó la forma de organizarse como asociación para asegurar su futuro -o de conseguir de tapadillo las butacas del antiguo cine Pax de Zaragoza-. Ahora el cine precisa de reformas; se ha conseguido superar el primer desafío, el proyector, pero varias décadas no han pasado en balde, ni en sus muros, su calefacción o sus butacas. Para lograrlo, y es una tarea de nuevo titánica, Marigel y Jose confían en la capacidad del pueblo para movilizarse, como siempre ha ocurrido cuando se ha tratado del cine.


Texto: Redacción Subarbre
Fotografías: Javier Gracia

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Cultura

Otras alfombras rojas: Festivales de cine en el mundo rural

Ilustración: Guillermo Fdez. Oroz
Ilustración: Guillermo Fdez. Oroz

Según la R.A.E. “Festival es un concurso o exhibición de manifestaciones artísticas o deportivas”. En el caso del tema que nos ocupa, “concurso o exhibición de manifestaciones artísticas cinematográficas”.

En la actualidad, en Aragón tenemos un buen número de festivales de cine. Aunque, ya en Zaragoza, en 2014 se realizaron unos siete en total, y el Festival Internacional de cine de Huesca celebró su 42º edición, la realidad es que de los más de veinte festivales de cine que se han hecho en 2014, la gran mayoría han sido en los pueblos de nuestra geografía. Muchos ya tienen muchos años, como el FESTILA, en La Almunia de Doña Godina y otros, como el de Festival de cine de Fuentes, en Fuentes de Ebro, han sido un excelente medio de promoción para artistas aragoneses. Exiten el Obuxofest, el Festival de cine mudo de Uncastillo, el Certámen de cine de Bujaraloz, el de Cine y Mujer en Andorra, la muestra de cine animado de Ainzón, el de cine y comedia de Tarazona o la muestra de cine invisible de Benásque. Todos ellos de gran calidad, pero queremos centrar las miradas en aquellos festivales o muestras cuya temática principal o parte de ella, trata sobre el mundo rural en sí mismo.

El pueblo como sala de cine
El objetivo común en todos ellos es situar el pueblo en el mapa pero aquí van más allá e invitan a la reflexión sobre lo que significa vivir en un pueblo. En Urrea de Gaen (Teruel) lo tenían claro y por ello, desde el 2010, el Centro de Estudios del Bajo Martin organiza el FESTIFAL, un festival de cine al uso, en el que los concursantes presentan sus cortos y documentales pero con el requisito imprescindible de tener una temática rural, para que luego un jurado seleccione quince finalistas entre todos los trabajos recibidos y que se proyectan en el festival.
“Cine grande en pequeño” es una red de festivales independientes que nació en 2013 con los objetivos de coordinar, apoyar, formar y difundir a pequeños festivales con vocación de mostrar un cine alternativo en pequeños pueblos. A dicha red pertenecen tres que se realizan en territorio aragonés. En Boltaña, en Ascaso y en Aineto.
En Boltaña, la sección de audiovisuales del Centro de Estudios de Sobrarbe, con el apoyo del servicio de cultura de la comarca, organiza desde el 2002 el Festival internacional de documental etnográfico “Espiello”. El nombre, “espejo” en aragonés, lo eligieron al hilo de su intención de unir cine y etnografía, esto es, crear un reflejo con el que poder observar cómo los ven desde fuera, como ven a los demás y cómo se ven ellos mismos.
Sin dejar Sobrarbe, tenemos el Festival de Cine más pequeño del mundo. Ascaso es una aldea que fue abandonada como muchas otras por sus vecinos en busca de un futuro fuera y que ha sido recuperada afortunadamente. Asi pues, en 2011 nació la Muestra de Cine de Ascaso, cuyo objetivo es enseñar el cine de autor trabajos alternativos y de gran calidad pero que no tienen cabida en los circuitos comerciales. Y que mejor lugar para este “cine pequeño” que un festival pequeño pero que con el gran trabajo de los implicados, junto con el apoyo logístico del Ayto. de Boltaña, la Comarca de Sobrarbe y mas de 30 voluntarios han logrado que poco a poco se vaya consolidando dentro de los circuitos.
Precisamente, en otro pueblo recuperado, se realiza desde el 2012 otra muestra de cine rural. Bajo el lema de “Ruralidad, Rebelión y Resistencia”, los habitantes de Aineto, un pueblo autogestionado situado en la zona de La Guarguera. Pertenecen, junto a “Espiello” y la muestra de cine de Ascaso a la “Red de cine pequeño”, un punto de unión y coordinación nacido en octubre del 2013 para llevar el cine a pueblos pequeños y dinamizar la vida rural y encontrar alrededor del cine nuevos espacios socioculturales.


Texto: Diego Medina @oreillegtturbo
Ilustración: Guillermo Fernández Oroz

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Cultura

Zaragoza: Otros cines en las tripas

Cine Renoir de Zaragoza

Desaparecidos y poco a poco olvidados, entre otros, los espacios Buñuel, Goya, Renoir, Fleta, o las tres salas Aragón, cercanas al Paseo de la Independencia, todavía queda al cinéfilo de Zaragoza la opción del Cine-Club Cerbuna, de Las Armas, del Centro de Historias o de la maltrecha y recortada Filmoteca; todavía le queda al aficionado tomar prestado un DVD de una de las bibliotecas públicas (si las encuentra abiertas) y verlo en su casa, quizá con algunos amigos.

¿Hay espacio en la ciudad, locales para un espacio que una a los que aman otro tipo de cines frente a las mismas películas proyectadas en multitud de salas de los centros comerciales?  Es posible que ese espacio exista en las tripas de Zaragoza, pero todavía no en su cabeza, ni en su corazón.  Pero lo que suceda en sus tripas es esencial para que surja la gran ilusión de una Zaragoza en la que quepa una sala de cine con carácter propio, permanente, que apoyada por sus vecinos, sea orgullo de la ciudad, que la represente, que le dé otra cara, más allá de lo económico, en busca de lo educativo, lo único que puede transformar y mejorar la ciudad.  No es imposible; su opción de existir está ahí desde hace tiempo.

Al cierre de las salas Renoir de Zaragoza,  David Trueba escribía: “Un cine cerrado es otro sueño que no encuentra su dueño”.  Los cines cerrados, en lo que se hayan convertido en cada caso particular, definen también -son un síntoma- de aquello en lo que una ciudad se ha convertido.  Eso será lo que somos.
Pero siempre se puede cambiar el rumbo.

De momento, de las tripas salen pequeñas iniciativas.  Siempre existirán.  Pero queda agruparlas, unirlas, para ver el cine en común, con alguien sentado en la butaca de al lado, alguien con el que entablar una conversación sobre lo que ve.  Mientras tanto, nunca se pudo acceder, por vías alternativas, a tanto cine, en versión original, libre.  Pero si no se comparte, la experiencia cinematográfica del espectador no es completa.  Es ausente, fría, aislada; rompe la acción.

Zaragoza tiene a sus guerrilleros del cine; les gusta la independencia.  Queda ver si finalmente, los generales cinéfilos, desahogados en sus cuarteles, deciden ponerse en primera línea de batalla y meterse en el barro.  Sólo ellos, unidos, pueden encabezar una primera línea de batalla y buscar esa sala de cine independiente.  Han de unirse en la refriega, con casco y fusil, para combatir por una ciudad mejor.  Mientras tanto, los avances técnicos dejan la esperanza de futuros cines en cualquier parte, en cualquier rincón.  Queda esa esperanza.  Quizá el cine esté en una encrucijada, pero acabe volviendo con mayor fuerza, más libre.

Texto: Sergio Casado @unnuevorenoir


 Cronología de un sueño por estrenar

El 10 de Mayo del 2012, tras quince años abiertos, los cines Renoir del Audiorama echaban el cierre. Pasados unos meses, a finales del 2012, tres de los trabajadores Carlos, Elena y Oscar, decidieron aunar esfuerzos para reabrir los cines. Se creaba un Nuevo Renoir.

Una cooperativa de microcine, sin ánimo de lucro cuyo primer objetivo fue el de concienciar sobre la necesidad de contar en Zaragoza con una sala en la que se proyectase un cine de calidad, un punto de reunión para cinéfilos que se desmarcase de las multisalas de centros comerciales. Desgraciadamente, para lograr la reapertura necesitaba una inversión de doscientos mil euros, sobre todo ligados al proceso de digitalización.

Un año después, en mayo del 2013 algunos medios de comunicación se interesaban por el proyecto y el ayuntamiento exploraba vías de colaboración siempre, claro está, que no les supusiese dinero alguno. Debido a la dificultad para reabrir en el antiguo local de los cines, decidieron dar un paso más alla de las redes sociales y empezar con proyecciones en otros locales. Por ejemplo, el 14 de junio del 2013, con la ayuda de la Universidad, se proyecta “Holy Motors” en el Cine del C.M Pedro Cerbuna.

Su última aparición se produce a punto de cumplirse dos años del cierre de los cines; en marzo del 2014, uniéndose al cine club de La Salle Gran Via para recordar a Alberto Sánchez, cinéfilo y cineasta, muy vinculado toda su vida al mundo del séptimo arte como fundador del citado cine club y fallecido en 2009. Para ello, el día 21 pasaban en el salón de actos del colegio el clásico del cine “Casablanca”.

A partir de entonces, debido a las dificultades encontradas para reunir loa apoyos necesarios, decidían ellos también echar el cierre a su iniciativa de “Un Nuevo Renoir”. Sin embargo, no han desaparecido, no del todo. Aun continúan trabajando en la sombra para lograr resurgir con más fuerza si cabe.

Texto: Redacción Subarbre

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Cultura

Ya la hemos matado. Ahora a rematarla (Cultura en el siglo XXI)

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Wert Campeón

Al mismo tiempo que esa idea revolotea sobre muchas cabezas otros se llenan la boca con su supuesto apoyo incondicional a la cultura. Los mismos que ponen zancadillas a la hora de impulsar cualquier propuesta que no les otorgue su esperada medalla. Porque nos guste o no, aquí lo que prevalece, por encima de todo, es la foto. Y eso comporta que la iniciativa privada rellene todos esos huecos que lo público, eso que pagamos entre todas no solo deja vacío de contenido, sino que además lo usa de escombrera.
Llámese iniciativa privada o popular, profesional o altruista, sin distinción, aunque cada una, evidentemente, con sus respectivos matices. Sus pros y sus contras. Sus contradicciones y sus carencias. Sus aciertos y sus despropósitos también. Nada está libre de la opinión ajena, es así y siempre será así. Hacer cualquier cosa es estar expuesto a la crítica siempre, y en algunos casos muy destructiva si cabe. Sea como sea, aportar tu grano de arena es algo de por sí elogiable, mucho más que darle al “me gusta” en Facebook o buscar la paja en el ojo ajeno mientras invertimos horas de sofá.
La cuestión es que en el momento político, económico y social que estamos viviendo, y al que nos hemos dejado llevar, encontramos una frenética actividad a nivel cultural, al margen de las instituciones. Y eso debería hacernos reflexionar bastante del porqué nos encontramos ante este fenómeno.
Por un lado tenemos a esa gente que siempre se ha mantenido activa por pura necesidad, placer o devoción, que siente la cultura más allá de cualquier tipo de interés, más que por la propia satisfacción. Héroes y heroínas sin capa ni máscara.
También las hay que compaginan ilusión con profesionalidad, los hay que en lo puramente profesional ejercen muy bien su trabajo y también tenemos quién no quiere moverse de su poltrona bajo ningún concepto. Esos que han dirigido el barco con su mala gestión y con su falta de vocación hacia la deriva. Ahora intentan sacar los botes salvavidas al grito de “sálvese quién pueda, yo primero”.
Les vemos llenarse la boca con elogios dirigidos a esos músicos precarios, a esas actrices “amateurs”, a bailarines y pintoras que compaginan, por necesidad, su pasión con trabajos eventuales en ETT’s, mientras no les facilitan formalizar su situación y se les persigue ley en mano. Añadimos el destructor 21% de IVA y la privatización de espacios públicos para solo unos elegidos, y llegamos a un panorama de lo más bipolar.

Los mismos que vetan la cultura a adolescentes, prohibiendo la entrada a menores de edad en eventos, mayoritariamente, musicales. Volvemos a la época de demonizar el rock and roll, vamos a más. Años clave para que ese relevo generacional tan necesario se impregne de la pasión de vivir, sentir y ser partícipe de la música en directo. Y por el contrario se les veta la entrada, ni acompañados por un “adulto” tienen acceso. Hecho que resulta contraproducente y necesario de ser revisado.
La mayoría de personas que se dedican a la música han dado sus primeros pasos en la adolescencia: ¿sólo pueden hacerlo en casas de juventud o actividades del consistorio y sus distintas derivaciones? Que está muy bien, pero no se puede quedar solo reducido a eso.  Panorama desolador. Como padre me niego a que mi hijo se vea limitado a eso, no es moralmente aceptable que no pueda experimentar lo que muchos hicimos con catorce o quince años, asistiendo a nuestros primeros conciertos u ofreciéndolos. Y en salas, que es lo que toda chavalería necesita experimentar. Si el problema es el consumo de alcohol igual deberíamos plantear que el problema está en la base, en la educación y el conocimiento. No pongamos más semáforos para evitar atropellos, sentido común.
Un fenómeno que acecha a nivel estatal como el de diferentes gestoras, sí, esas que también guardan los intereses del artista, al mismo tiempo que les colocan la soga y que son noticia, cuando interesa, sus desfalcos y despropósitos económicos. Más cercanos a la extorsión que a la gestión. Regentados por otros tantos “artistas”, permítanme usar el término, revenidos que necesitan que siga funcionando la maquinaria debido a su escasa creatividad a día de hoy. Gestoras de derechos de autor que van perdiendo credibilidad, incluso entre sus socios, por mérito propio.

Podríamos citar también a esos medios especializados en los que o pagas o no existes; no es una leyenda, la lista sería interminable. O el hacernos creer que todo es gratis con la bendita era digital.
En definitiva, somos responsables directos de todo esto, por dejarnos llevar a la deriva hasta que llegar a una situación en la que parece que no pueda ir a peor, pero sí, todavía podemos rematarla. Es un deber moral tomar parte de esto para darle la vuelta, con nuestros actos y nuestro día a día. Muchos depositan esa ilusión en las urnas, las mismas que dictaron sentencia de muerte. Respetable, tanto como la presión popular, esa que nunca debió dar el brazo a torcer ante estas salvajadas. Ya lo decían esos punks visionarios: No Future! Casi cuarenta años más tarde nos damos cuenta que no estaban tan locos. Salut!


Texto e ilustración: Jaume Esteve @Comunicanroll

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Cultura

Gaire: Cercano y libre, largo y luen

Gaire Largo y Luen Musica Zaragoza Aragonés
Concierto de Gaire, presentando ‘Largo y Luen’ en la Sala Arrebato de Zaragoza

O zaguer nueu de chinero, una miqueta más tarde d’as ueito previstas. Un Arrebato de bit a bot calla en sentir as primeras notas de “O viello”. Ye a primera canta d’o concierto de presentación d’o primer disco de Gaire, “Largo y luen”, y en empencipiar o concierto remata tot o suyo proceso de creyación.
Bells diyas dimpués d’iste concierto mos trobamos con Chabi y Furo, con un pomo de biera en as mans, pa averiguar que ye dezaga d’ista colla, diferent en muitos sentius dende fa anyos, encara que o suyo primer disco salga agora.

Gaire

“Gaire [gamberro] nomás  ye una parola que me diciba la mía lola quan yera chicot, bueno, y quan yera gran tamién. Quan remató a Dechusbán, prener iste nombre yera fer un cambio”

Gaire no ye una colla nueva. U sí. En bell sentiu ye continar con o esprito d’a Dechusbán, a colla que Furo -Fernando Bravo, alma mater d’as dos- emprencipió en 1999. Os suyos dos discos -En a garchola de l’esmo mío (2002) y Cucadetas (2010)- s’aluenyaban d’as tendencias chenerals en a mosica aragonesa en creyar un pop-rock prou cercano a o folk, fendo servir instrumentos tradicionals (gaita de boto) y l’aragonés como luenga t’as parolas.
Manimenos, dimpués de quitar “Cucadetas”a Dechus s’aturaba. A necesidat de cambios vitals y artisticos les levaba a prener ixa decisión, a replantear o prochecto mosical. “En ixe momento, alto u baixo ye quan marchan t’atros puestos Chusé y Betur, y mos quedamos un  poquet asperando a veyer t’a on quiere tirar Furo. A resta mos achuntábanos, fébanos bieras, porque ixo continaba. A qüestión yera -y ye- fer cantas y contar historias, pero caleba asperar a que fese una decisión”, una mena de aturar-se pa fer una uellada enta o viache.

Chabi “Para cuenta. Dos u tres anyadas y sais cantas”, Furo “ Ye largo y luen”

Pero lo camín enta iste cambio no sería ni facil ni curto, porque, como reconta Chabi, “quan remató Dechusbán i habió un tiempo de desierto, de fer no cosa, de no achuntar-mos pa fer mosica. Vinioron os viaches de o Furo,  nuevas influencias”. Os primeros trangos pa reprener ixe camín se facioron en 2011, quan, mos cuenta Furo, “yo yera tanyendo con Fer, fendo No más que Solencos”, un proyecto “puent” an que i participaban Fernando Blasco y Furo, qui remera que “i febanos versions de Quique González, Levellers, cantas viellas d’a Dechus”, explorando nuevos estilos, “y aprofeitamos ta cambiar o concepto, de Dechusbán a Gaire”.   Ye o momento (2011-2012) an que fan viaches-chiras chicorronas, os dos -Fer y Furo- por Sicilia, con conciertos en o Pirineu, Barcelona, o Patio Maravillas de Madrit y, prou que sí, en Zaragoza.
Ye en o concierto d’aviento de 2012 en l’Eve’s Bayou d’a capital que se siente por primera vegada o nombre de Gaire. A endrecera ya ye pillada, y encara que china chana, s’ubriba un periodo mientres que a nueva colla deixaría dezaga bellas influencias y sonius y afondaría en atros, como lo pop más minimalista y a canta de autor.

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En este concierto de Enero del 2015 Gaire presentó en la Sala Arrebato su último disco “Largo y Luen”

Furo Gaire Largo y Luen Musica Aragonés Cultura
Furo, el cantante y creador de muchas de las letras de Gaire

“As cantas vienen de barucas de toda la mía vida.” Furo

 

Estilo

Quan prencipian Conmormori u O viello sobateao ista evolución se torna encara más vistera. Mientres que Borzarins o Trangos conservan ixa ulor a folk-rock de Waterboys o El Bosque que animaba a Dechusbán, ixas dos zagueras cantas esdevienen piezas pop, centradas en o esencial: melodía, historia. Ya lo diz Furo, quan reconoix que a Dechus yera “más folk y con radices e instrumentos más tradicionals, y agora, encara que femos folk, manimenos, yo creigo que ye una endrecera muito más guiada a lo que ye lo pop”.
Pero bi ha atras cosas que han cambiau, no solo que a mosica. Ya no les cal fer os conciertos devantaus; agora gosan de fer-los sentaus. Puet estar que ixa traza le vaiga millor a la suya mosica, porque funciona. As parolas tamién,“son diferents, mos cuaca más fer un poquet más d’esmo y sentimientos en lo que queremos dicir, y de tot ixo fer-ne un mezclallo con as mosicas. A la fin no ye que un cambio, una traza de fer-lo diferent”, seguntes reflexiona Chabi.

Quan fas pop ya no bi ha stop

Y ye que dende ixe concierto d’a fin de 2013 dica huei, componer o disco, escribir as suyas parolas tot ha estau un viache y un fer-se-ne. Manimenos, como buen viache, no ha estau pas una linea dreita, sino que ye “estranyo, porque yo me foi a idea que a vida ye como una espiral y o viache no tien fin. Alavez, puet estar que más que un viache parle de dondiar por as carreras u por atros países. Ye fer-le caso a tot lo que veyes y sientes”.
Una d’as cosas que más truca l’atencion ye ixa capacidat plastica de debuixar paisaches y trayectos con a luenga. “No, solo son historias, pensamientos d’una persona que amenista aduya pa dicir cosas”, diz Furo, e ixo vale pa las cantas:

“‘O viello’ ye o recorriu d’una persona que se veye unas vegadas solenco, atras con miedo. Os cambios en os puestos charran d’ixo, de que no concibo que a chent se sienta asinas en os puestos an que vivimos”.

“dondiador sí que charra d’una persona, lo diz una parella, una persona que dimpués se queda esterla, que veyen una tercera persona que ye o dondiador. Iste ye dondiando toz os días en a mesma carrera, y lo veyen y nian preixinan como ye ixa persona sin parar cuenta de que ben de pensar-sen como ye ell, pero tamién como son ells, que son mirando-se-lo”.
Pero tamién se vale quan parlamos de cómo se concibe o nombre d’o disco:

“Estió d’as primeras cosas que pensemos. Creigo que quan prencipias un viache u una historia, de primeras te parixe que ye largo pero dimpués quan rematas, paras cuenta de que yes luen; en ixe sentiu son cantas que encara que siga en un tiempo de dos anyadas, son prou cercanas a tú, y tamién prou largas en a tuya vida, pero en haber-las tanyiu, o compuesto, se’n quedan prou luen”.

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Fer, Furo, Xabi y Marimar son ‘Gaire’

Grabación y comunidat

En charrar con Chabi y Furo, pero tamién en veyer-los con Fer y Marímar -y o Caspas, o jaz que ni i yera mientres o concierto- dencima d’o scenario, se para cuenta a escape de que, quasi tan important como a suya mosica, as parolas u a scenografía ye a comunidat, o rete que bi ha arredol de Gaire. Ya hemos charrau de Raquel, a persona que ha tanyiu a marimba. Pero bi ha dos aspectos que trucan l’atención, como son as parolas en aragonés y o soniu que han trobau en a gravación.
A primera qüestión, a luenga, ye prou clara; poquetas collas fan servir a ormino l’aragonés e ixo ye important, porque, seguntes mos cuentan, “no somos charradors ni a ormino ni de contino, alavez, por l’aduya pa fer-lo bien y que isto a chent lo pueda sentir d’una traza normal, como sienten cantas en francés o anglés”, y ta ixo cal aduya porque quereban “que estase bien feito, porque somos prou criticos… quan atra chent te diz que canta o que mete bellas parolas en aragonés… ixo no significa que no amenistes aduyas”.
Chabi cita a Rubén Santarromana (Nogará), con qui ya treballoron en o zaguer disco de Prau, “y siempre te da quatro u cinco posibilidatz de dicir a mesma cosa, y ell piensa y te diz “pende como sía o ritmo d’a canta, si no te flore guaire la rima, u a ritmica, podetz meter isto”; Furo precisa ”ye verdat que no traducimos, todas las cantas emprencipian en aragonés, solo que una estrofa, u una ideya y dimpués vas construyindo; por ixo, quan las traduces a o castellano no tienen a misma ideya que en aragonés.
D’atra man, Chabi mos diz que “de tot lo rete que hemos feito, o puesto más important ye lo estudio d’o Casco d’o Caspas, toda la gravación la hemos feita astí”. En a charrada, torna a ormino ixe estudio, l’aduya que suposa un puesto an que toda la colla pueda fer as suyas lineas mientres a gravación, encara que no i sian totz presents y o talento de Caspas, Fer y Furo pa trobar un estilo, un soniu, definir-lo y producir-lo.

Futuro

En os meses a venir, poquet a poquet, Gaire presentarán o suyo disco en atros puestos. Barcelona (nou Barris), Sabadell, Teruel, Matarranya, Uesca u Galiza son bells nombres que sonan. De todas trazas, no veyer que un concierto no ye finitivo con Gaire; fan d’a necesidat virtud, y os compromisos de cadagún fan que en os suyos conciertos puedan estar con una, dos u mesmo cinco personas. Una guitarra, dos, con u sin  percusión, tot pende d’as disponbilidatz y a la fin cada actuación esdeviene una posibildat de presenciar una faceta nueva.

Cultura y mosica libres

No entiendo que no  bi haiga que una “editorial”, que sia la SGAE; a nuestra mosica ye ta espardir-la.
Gaire fa parte de un movimiento muito más amplo y con firmes radices en Zaragoza: o movimiento por una mosica y una cultura libres. De feito, o suyo sello, Magofermín, en ye parte sinyalera en Aragón. Muitas collas, referents a nivel estatal y mesmo internacional en fan parte. A suya filosofía ye simpla, a cultura ye un bien común y todas as personas tienen o dreito de aprofitar-se-ne, mientres que se rispeten bellas condicions, como no fer servir as produccions d’otri pa beneficio propio, reconoixer l’autoría d’ixas obras u no reproducir-las baixo licencias que empachen a suya difusión.
Magofermín tien, en ixe sentiu, una larga trayectoria, dende que naixioron en [2004?]. Chornadas anti-SGAE de 2007 con la Katxarraka, Festival “Amplificando el Silencio” (2010-2011), atras Chornadas por a Cultura Libre en 2012,… Y prou que sí, decenas de collas que i son embrencadas: Himura, Picore, Gen, Mishkin, Rouille o Prau, solo que bells nombres pa aclarir que a cultura libre no ye un fenomeno de minorias. Ye una anvista que por cada vegada vale más pa collas grans y chicorronas que deseyan salir-sen de una industria mercantilizada y d’a manca de espacios y recursos.
Pa Chabi, no bi ha que una traza d’enfocar-lo, “bi ha muitos mosicos que encara que no son con Creative Commons (una mena de licencia libre), han trigau a independencia d’os sellos”, mesmo bien conoixius como Amaral, u Nacho Vegas, pero “o problema real son as collas chicorronas que no tienen puestos an que asayar, ni posibilidat de quitar un disco en condicions, o problema son as multinacionals, o problema ye o control” d’o que fas.
Rematamos a conversa charrando de muitas cosas, como los problemas pa mantenir as salas de conciertos más chicorronas (en Zaragoza, más que más Arrebato, pero tamién a Ley Seca, Eccos, u La Lata de Bombillas), a falta d’infraestructura, os problemas d’o mundo d’a mosica pa organizar-se-ne y defender as suyas reinvidicacions. Y prou que sí cal fiar-se de chent de crabunas millor que no de chent de seda, os exitos que son conseguindo muitismas collas aragonesas -como Criatura, Picore, Interlude o Himura- que, dende os prencipios d’a cultura libre son fendo chiras por toda Europa, editando discos en Mexico y, bien se vale, espardindo cultura libre.


 

Texto: Redacción Subarbre
Fotos: Juan Manzanara @jmanzanara

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Cultura

Una comunidad de teatro ‘Under’ se teje en Zaragoza

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Entrevista a Fran, Samuel, Óscar, Guzmán y Juan, de la Red ‘Under’ de Teatro

No quieren ser triunfalistas. Los espacios que promueven se mueven todavía en el terreno de la precariedad que lleva aparejada la autogestión. Pero son conscientes de que desde hace unos años se está gestando una “escena de la escena” en Zaragoza alrededor de cinco salas de teatro que congregan a algo más que un público interesado por el teatro en sus diferentes modalidades. La Red de Salas Under de Zaragoza está creando, gracias a sus montajes, espacios de aprendizaje y a las actividades alrededor de sus salas, una auténtica comunidad. Para conocerla entrevistamos a algunos de sus  promotores en uno de los nodos fuertes de su Red, la Sala El Extintor

 

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Óscar, del Extintor

 

En Zaragoza existen más espacios escénicos, así que cabe preguntarse qué comparten estas salas más allá del amor por el teatro.  “La pobreza”, bromea Oscar, aunque el comentario no va desencaminado si hablamos de las dificultades de la autogestión; Fran subraya la importancia de este sentido que “la sostenibilidad de un proyecto (sala, compañía, el que sea) pasa porque sean viables económicamente”. Eso les lleva siempre a buscar soluciones que alivien la precariedad, como “hacer cursos, actividades; a darle al público muchas opciones de ocio” con una gran flexibilidad en la gestión. Con las compañías, apunta Oscar “también hay una facilidad burocrática a la hora de contratar cualquier tipo de actuación que no tienes en otros espacios”, añade Oscar. En breve, “si la compañía asume los criterios que tenemos en la sala, las limitaciones técnicas que hay, pues adelante”, concluye Fran.

 

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Fran, del Teatro el Bicho

 

A lo largo de toda la entrevista se va a filtrar ese concepto recurrente,  cómo el tipo de espacio va de la mano con la gestión y el arte. Esa cercanía les aleja del teatro oficial, en los tres planos -físico, técnico y artístico- y les acerca a sus espectadores, algo a lo que Juan apunta al hablar de cómo el espacio físico -reducido- define el espectáculo, y afirma convencido que “el público sale más contento íntimamente”, algo que se contagia al gestor/actor/director/: “es más duro, pero más satisfactorio”. Ahí está el concepto teatral que defiende Fran, según el cual que “el teatro se puede hacer en cualquier parte”, y lo enfatiza: “en cualquier parte, en una calle, en una habitación, en un jardín”.

 

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Samuel, del Colectivo Mierda

La apuesta por la autogestión

La autogestión y la complicidad con el entorno no son tan solo una cuestión de públicos o de montajes. Hay una cuestión política encima de la mesa, y no de las grandes políticas, sino de la cotidiana, de la facilidad para mantener un espacio cultural y rehabilitar al mismo tiempo locales degradados. Ellos insisten en que cumplen “todas las normas, pero nos enfrentamos a una serie de normas muy esclerotizadas sobre qué debe ser una sala”. Como dice Juan, si uno “recorre Berlín o Praga, ve los lugares más inverosímiles en los que se está haciendo teatro”, mientras que aquí siempre hay un punto de “miedo” sobre las decisiones que pueda tomar al respecto el consistorio. Es un fenómeno común, “les pasa a bares, salas de conciertos, y al final nosotros esto lo hacemos así porque no tenemos otra manera de hacerlo” lo cual les coloca, afirman, en una situación de desventaja.

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Juan, de La Suite Showroom

La apuesta por este modelo -sin subvenciones, con espacios creados sin condicionantes como préstamos bancarios- les lleva a mirar al otro lado de las instituciones. Allí, nuestros entrevistados constatan que hay desajustes no solo con los teatros públicos, ya que “si piensas en los teatros privados que hay en Zaragoza [Estación, Arbolé y Esquinas], surgen en momentos de bonanza económica”. Así, aunque se asume que “ellos pagan más según que cosas”, se entiende que gozan de mejores relaciones con el espacio institucional, disfrutan de subvenciones o publicidad, o sea, “toda una serie de recursos a los que no podemos llegar”, como apunta Guzmán.  Pero su modelo teatral tiene otras virtudes como crear públicos, demanda teatral, algo que beneficia a todos”, algo que rompe falsas dicotomías acerca de si un modelo autogestionario es mejor que otro privado o público.

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Guzmán, de la Vía Láctea

Todas las personas del teatro

Y es que esta búsqueda de nuevos espectadores es a día de hoy una de las obsesiones de la gestión cultural por todo el mundo, y estas salas los están encontrando. Este público, no obstante, funciona de un modo distinto al habitual en otros espacios, puesto que transita de un patio de butacas a otro con facilidad -lo mismo que los montajes, como el reciente de Santiago Meléndez- y esto no es casualidad, sino que se origina en el propio enfoque. “Desde poder tomarte una cerveza al punto clandestino de ir a un lugar con ‘encanto’, diferente”, como dice Oscar, “a tener cinco cursos de teatro o uno de escultura [con David Ballestar], lo bueno que tiene todo eso es que generas feedback, que hay un arraigo”.

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Un momento de una actuación en el Teatro El Bicho

Porque si hay otro rasgo que les caracterice es el mimo por la formación, que ayuda, de nuevo, a la sostenibilidad de la sala, a la creación de un público muy unido a los locales y también al crecimiento profesional y artístico. En cierta manera, es una cuestión de evolución artística y vital, ya que, en palabras de Fran, “con 18 años no pensaba en tener una sala, ni en escribir, ni en dirigirme a mí, pero al final los años te van llevando por otro camino, te interesa más la formación, que antes no te interesaba”, y no solo por el actor que forma, sino por la persona que aprende, que descubre su gusto por el teatro. Todo esto da un valor añadido que luego retorna a las salas; en la Vía,  por ejemplo “hay un taller de clown que ahora acaban de hacer su montaje”, pero como Guzmán todos encuentran casos similares, como el de la obra Tetas, nacida al calor del Extintor y de la labor de Oscar en el proyecto formativo Director de alquiler.
La tercera base de este círculo simbiótico reside en la capacidad de producir. Porque la presencia de espectadores, e incluso de alumnos que mejoran la calidad del espacio (como público, actores o parte de la comunidad) se queda coja sin la posibilidad que se les abre a artistas y compañías de “probar, hacer ensayo y error, algo que revierte en que nazcan espectáculos”. En efecto, la nómina de los que han surgido al calor de estas cinco salas es vastísima, y aunque reconocen que “podrían haber  aparecido igual”, la existencia de un “espacio físico ayuda a que se creen obras”.

En el lado de los ‘peros’, a pesar de que el número de compañías que colaboran con estos teatros -unas quince o veinte- permite una actividad y un público constante, Guzmán advierte la existencia de una mayoría de “actores individuales, profesionales, de casting” que evitan, por distintos motivos, “emprender proyectos colectivos propios”. Una afirmación que todos comparten y a la que todos aportan una explicación; así, Juan, de La Suite, nos asegura que “en estas salas se asume más riesgo que participando en cualquier gran producción”. A menudo no se encuentra durante el proceso formativo del actor “ese planteamiento de ‘voy a ir cogiendo experiencia en esas salas para ser mejor e ir aprendiendo’, sino que se busca la recompensa inmediata” remata Oscar.

Sin embargo, cuando hablamos de estas cinco salas, no sólo se trata de la gente del teatro, en todas sus dimensiones. Hay un último rasgo que las caracteriza a todas, la tendencia a la interdisciplinariedad. Ya hemos hablado del curso de escultura creativa del Extintor, pero es que todas entienden que la falta de espacios culturales en Zaragoza les convierte en focos para que se experimenten otros proyectos. La Suite, por ejemplo, preparan como estudio audiovisual una aplicación móvil para el conjunto de doce performances “que desde marzo pondrán en escena Lucio Cruces y Sergio Muro” en el Teatro de las Esquinas. No sólo en La Suite ocurre esta mezcla: desde danza a cuentacuentos, pasando por música, relajación o didgeridoo, muchas iniciativas más pequeñas caben dentro de estas iniciativas.

Red

Aunque bajo tierra el sol no avanza -la entrevista la llevamos a cabo en el sótano que cobija el escenario del Extintor- poco a poco nuestra conversación sí lo hace y así llegamos a una de las cuestiones fundamentales. Una de las realizaciones más significativas de estos cinco espacios ha consistido en dar un paso por el cual dejan de ser una suma de iniciativas y comunidades más o menos aisladas para convertirse en una plataforma, la Red de Salas Under, capaz de lanzar ideas y propuestas comunes. A pesar de que iniciaron su rodaje como espacio colectivo hace un año, el punto en el que se hallan es incipiente. El Colectivo Mierda (una pareja a caballo entre el diseño, la ilustración y la performance alumbrada como grupo al calor de la Red) edita un fanzine mensual con la programación de las salas. Pero la necesidad de organizarse ha quedado clara, y en palabras de Fran, “en la próxima asamblea vamos a plantear objetivos”, consistentes “en dar respuesta a nuestras propias necesidades”.

Pero a medida que va tomando forma, la finalidad de la Red se expande. Fran no habla solo de espacios escénicos, sino de una plataforma paralela centrada en la cultura, “libre y popular”. Uno de los modelos que la inspiran es el “formato de Oviedo/Uvieu SOS Cultura, una iniciativa asturiana que ha conseguido cosas con mucho tacto, hablando con la ciudadanía, con los partidos políticos, y eso me gustaría que ocurriera también con nosotros, que se nos dé validez, a estas salas y al trabajo que hacemos”.

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Fotografía de la tristemente desaparecida Sala El Extintor

Cinco nombres heterogéneos para una red diversa

Por ejemplo, el Espacio Colectivo Vía Láctea es un espacio asambleario, abierto a todo tipo de iniciativas, sociales, políticas, y claro, culturales. Una red en sí misma; es hace seis años cuando la actividad que se venía haciendo (desde hace veinte años) de manera dispersa  empieza a realizarse de manera constante con la colaboración de la Asociación Amigos del Teatro, con una programación escénica constante a partir de 2014.
Amigos del Teatro -y la propia Vía Láctea- vuelve a aparecer cuando hablamos del Teatro Bicho; Jorge y Fran habían formado parte de la asociación, y desde su paso por la Vía Láctea habían imaginado poner en marcha una sala independiente, objetivo que alcanzaron por fin en octubre de 2013. “Allí trabajamos sin pedir ayudas, como el resto de las salas, de modo autogestionado”. Mantiene una programación de jueves a domingo, en la que “damos cabida a cualquier compañía con un proyecto serio, en el sentido de que esté trabajado”.

La Suite Showroom, pese a haber pasado también por la Vía “como colectivo de dos”, es un proyecto con una génesis diferente, basada en la intervención en un entorno degradado “un día Inma Chopo y yo [Juan Vives] llegamos a la calle Pignatelli y vimos que es probablemente la más depauperada de toda la ciudad, que vivió un momento de esplendor, y de tener veintisiete bares en un época a no tener ni un solo comercio ni puerta abierta”, prácticamente.
Además, La Suite surge para el ensayo y la preparación de los proyectos audiovisuales del colectivo, y no como espacio público, hasta que su propia dinámica les convence para emplearlo como una sala peculiar, pequeña, con “el público muy cercano al actor, al espectáculo”. La Suite abría sus puertas hace dos años como sala, con la premisa de la falta de apoyo institucional y el logro no solo de que se vieran sus espectáculos, sino que la gente visitara y participase de la calle en la cual se desarrollaban, y en ese sentido, como dice Juan, “la experiencia empieza a ser satisfactoria e ilusionante”.

Por su lado, El Extintor es un proyecto de confluencia, pero no, como suele ser habitual, de varias personas, sino de los proyectos dispersos de una sola, Oscar Castro. En 2012 Oscar repartía su actividad entre las clases que impartía en La Colmena y las funciones en diferentes escenarios; el Extintor fue su respuesta a la pregunta que se había planteado “¿cómo hacerlo confluir todo? Alquilo un local y a ver qué pasa”.
El local que ahora acoge a El Extintor era entonces una suerte de almacén lleno de muebles y colchones, sin luz ya que, como recuerda, “tuve que averiguar con un flash como era la parte de abajo”. Ese sótano oscuro se ha convertido en el el corazón de la sala, en su patio de butacas y su escenario, en el lugar donde respira la comunidad alrededor de El Extintor, al cual él define como “una forma de supervivencia artística, un teatro de emergencia”, al tiempo que se aprovecha para generar un “movimiento del ámbito teatral, dando oportunidades”

El Espacio Parakultural Gromeló combina, como casi todos los de la Red, programación y formación. Con un gran énfasis en la profesionalidad y la técnica nace en el año 2003 de la mano de Javier Harguindeguy  con la necesidad, en sus propias palabras, “de crear un espacio alternativo que aporte una mirada teatral diferente a la forma de ver y analizar el teatro de la ciudad dentro del formato pequeño”, convirtiéndose de hecho en el decano de la red de Salas Under, y en cierta medida en el animador de ésta, ya que, como nos recuerda Guzmán, “fue uno de los primeros sitios a los que se pudimos ir para llevar nuestros montajes”.

Colectivo Mierda es, en cierta medida, una consecuencia de la existencia del resto de salas. Performance, diseño, fanzine: todos son las actividades que desarrollan, pero siempre en el marco de las “salas Under”. El fanzine que editan es, de hecho, el portavoz y el programa de la Red. Efecto, la circunstancia de compartir una publicación impresa, de ver plasmado en un mismo lugar  le sirve un poco de argamasa.


Texto: Redacción Subarbre
Fotografías: Josán Casabona @josampeckinpah / Subarbre