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Tipos de interés negativo y economía anti-intuitiva (II)

interes negativoOs hablaba en el primer artículo de la posibilidad de la bajada de tipos de interés en fechas próximas. Dicho y hecho, durante el final de febrero y principios de marzo hemos asistido a un rally bajista del euribor, cuyo récord alcanzó un -0,028% el 4 de marzo, recuperándose a partir del día 10 tras la reunión del BCE.

Al margen de los debates en torno a un nuevo tipo de cálculo del euribor (el llamado euribor plus) o la posibilidad o no, de que al final los bancos “paguen por las hipotecas”, estamos sin duda ante una noticia positiva para los hipotecados. Pero no dura mucho la alegría en casa del pobre ¿Dónde está la parte mala de todo esto?

En la escasísima o cuasi-nula rentabilidad que tiene el  pequeño ahorrador en productos de inversión denominados conservadores: Depósitos y cuentas remuneradas, principalmente. En estos momentos y al margen de ofertas  para nuevos clientes de 2, 3 o 4 meses, la mejor cuenta remunerada para un cliente habitual y normal, que no quiera riesgos con extraños bancos afincados  en Malta o en Inglaterra pero con ficha bancaria letona, se sitúa en un T.A.E. del 0,8%; y es ya extraño encontrarse con depósitos a 12 meses con una rentabilidad que llegue al 1%.

De seguirse por la senda de intereses negativos, podríamos llegar a ver depósitos negativos en donde el pequeño ahorrador tuviera que pagar por tener el dinero en el banco, algo que es habitual aunque no seamos del todo conscientes en las llamadas cuentas a la vista o cuentas corrientes donde con una rentabilidad del 0%, tenemos que pagar comisiones  de mantenimiento, lo cual nos da una rentabilidad negativa.

En el ámbito de los grandes mercados financieros, lo estamos viendo desde hace unos años con los bonos que emite el Tesoro Alemán con rentabilidad negativa. De continuar con intereses negativos es muy probable que el pequeño ahorrador recuperase de los bancos su dinero para evitar una depreciación de su poder adquisitivo de facto y lo guardase en el popularmente llamado “Bancolchón”, movimiento masivo que generaría como contrapartida un aumento de las rentabilidades, cosa que podría hacer tambalear el sistema bancario que, recordemos, se encuentra con una salud bastante débil, a pesar de las palabras tranquilizadoras  de los funcionarios europeos.

En este posible contexto de retirada del dinero de los bancos es donde debemos de interpretar las distintas declaraciones “criminalizadoras” del dinero en efectivo, como el de la retirada de los billetes de 500 euros o los incentivos para ser beneficiarios de las facilidades tecnológicas en apps para manejar dinero electrónico. Con un amplio porcentaje de nuestro capital en dinero digital cuasi-ilíquido sería muy fácil para los que dirigen las políticas económicas aplicar esas tasas negativas a nuestros ahorros sin posibilidad de escapatoria, incluso a través de un decreto-ley aprobado un sábado por la mañana y que entrase en vigor unas horas después.

Es llamativo como tras considerarse como algo negativo la tecnología de la cadena de bloques (blockchain) que está vinculada  a la criptodivisa  bitcoin, algunas entidades bancarias están planeando sus propias criptodivisas a través de apps de dinero electrónico. La diferencia de éstas frente al bitcoin es que mientras que en éste el libro de cuentas está altamente descentralizado (en cada uno de los usuarios de bitcoin hay un archivo de unos 62 GB que incluye todas las transacciones realizadas desde el primer minuto), en el caso de las de los bancos el libro de cuentas se encuentra centralizado en la propia entidad, la cual dispone de un poder omnímodo para hacer y deshacer y para, en lógica, aplicar intereses negativos a los depósitos en esas criptomonedas.

Nos dirigimos hacia un escenario ignoto en donde el margen de maniobra es escaso, incluso con medidas extraordinarias por parte del BCE,  y como dice el ministro Luis de Guindos en una reciente entrevista, de acabarse el espacio de maniobrabilidad de esas medidas extraordinarias nos deberíamos adentrar en cambios estructurales. ¿A qué se refiere el señor De Guindos cuando habla de cambios estructurales? Probablemente a cosas cercanas a lo que aquí venimos comentando.

 

Autor: Miguel Montañés

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Análisis

Tipos de interés negativo y economía anti-intuitiva (I)

interes negativoEstamos asistiendo a una auténtica revolución monetario-financiera de consecuencias ignotas y, sin embargo, las opiniones públicas permanecen ajenas a dicho fenómeno. El Banco de Japón  acaba de anunciar un tipo de interés negativo al -0,1% que va mucho más allá de los tipos negativos que, a modo de adelanto, veníamos viendo.

Hasta ahora dos fenómenos de interés negativo habían llamado la atención: Los bonos y letras del tesoro emitidos por Alemania (-0,39%), Finlandia (-0,38%) y otros; y  la denominada Facilidad Marginal de Depósito, es decir, dinero que aun siendo prestado por los bancos centrales, permanecía “físicamente” en los mismos (Eurozona -0,30%, Suecia -1,10%, Dinamarca -0,65%, Suiza -0,75%). Se consideraba anti-intuitivo este hecho, que choca con la manera de entender la economía por el “sentido común”. Sin embargo se trataba de aspectos como los bonos y letras o la Facilidad Marginal de Depósito que no forman parte de la cotidianidad de la actividad económico-financiera de nuestra vida diaria.

El paso dado por Japón supone, ya sí, un impacto directo en la llamada economía real. Imaginemos que Mario Draghi en la próxima reunión del BCE toma esta decisión, e incluso va un poco más allá y se establece una tasa negativa del -0,5%. Las implicaciones para nuestra vida económica personal pueden tener distintas expresiones.

¿Qué ocurriría con las hipotecas? Si bien  no hay una correlación mecánica, en principio el euribor tendería a situarse en posiciones negativas (ya está en negativo el Euribor a un mes pero la mayor parte de las hipotecas están en Euribor a un año). ¿Implicaciones? Grosso modo podríamos decir que nos pagarían por tener una hipoteca, como lo oyen. Imaginemos que tenemos una hipoteca con un diferencial del +0,4% respecto al Euribor (una entidad holandesa solía dar esos diferenciales), si restamos el  -0,5%, nos daría un -0,1%. Es decir, nos devolverían durante ese año el 0,1% de lo que debemos, si debemos 100.000 euros nos devolverían 100 euros. Ese dinero se restaría de la parte de principal que tenemos que pagar. Pagaríamos 0 euros de intereses y nos restarían 8,30 euros de la parte fija.

Pero como el banco está “abonando” 100 euros por ese capital, a efectos fiscales serían rendimientos, probablemente de capital mobiliario, teniendo que pagar en la actualidad un 20% del mismo. Con lo cual el dinero que se nos devolvería serían 80 euros, o 6,6 euros mensuales. También tendría implicaciones en el mercado inmobiliario ya que el precio de los pisos podría subir de manera más o menos moderada, ya que es un activo “por el que te pagan”.

¿Una locura anti-intuitiva? Pudiera ser, pero desde un  punto de vista pragmático sería una movimiento win-win en el mercado de las hipotecas. Por un lado aquellas personas que compraron en plena burbuja y que están en negative equity (deben más al banco de lo que vale el piso) verían como empiezan a recuperar lo perdido por una doble vía, tanto por el ingreso de esos 80 euros mensuales como por la revalorización de la tasación de sus viviendas. El estado aumentaría su recaudación tanto por la reducción de la desgravación por vivienda habitual como por el pago de ese 20% de retención de rendimientos mobiliarios. Y los bancos, por su parte, verían aumentar el precio de sus activos inmobiliarios (ajustando el valor en libros con el valor real), así como “devolvería” de una manera más beneficiosa para ellos los rescates bancarios de los gobiernos. Si todos ganan ¿por qué no?

En posteriores artículos abordaremos otras consecuencias menos optimistas de este hipotético escenario de intereses negativos.

Autor: Miguel Montañés